Mi socio se llama factoring
En la historia de la banca y las finanzas han surgido varias herramientas creativas para colaborarle a los clientes de manera que se potencien sus negocios. Una de ellas es el Factoring: una forma atractiva de contar con el banco como un socio que acompaña y apoya con capital, haciéndose cargo de las facturas por cobrar a cambio de facilitar un flujo de dinero por adelantado para la operación, servicio, o manufactura que se está comercializando.
Aunque el Factoring no es una figura financiera nueva, en estos tiempos es una alianza importante, pues dadas las circunstancias que se están viviendo, los clientes pueden tardar más del tiempo promedio o estipulado en pagar sus facturas. El Factoring es clave para dar alivio, como un antiestrés a la presión de no lograr recoger el dinero en el tiempo pactado, o tener que lidiar con los impagos, un tema que le resta tiempo, dinamismo y agilidad a la operación.
Entre sus mayores ventajas está que el banco hace las funciones de socio capitalista, pero no interfiere ni forma parte del desarrollo del negocio que cada empresario, emprendedor o entidad está dirigiendo. El banco es socio porque es quien adquiere los derechos del cobro de los créditos (al que se denomina “Factor”), queda con la responsabilidad y potestad de cobrar a los acreedores, y mientras eso ocurre, le adelanta a la empresa “cedente” el dinero que le deben.
También es utilizado como una herramienta financiera para las empresas que no desean someterse al proceso, tiempo y requisitos que requieren los préstamos bancarios tradicionales.
En el continente americano, el Factoring tuvo su auge desde la colonia e influyó en la creación de muchas industrias que dieron paso a una economía sólida. Los dueños de las flotas de barcos o los comerciantes que enviaban a América mercancía europea proveniente de Inglaterra, necesitaban garantizar el cobro de los productos en Estados Unidos luego de ser entregados a los destinatarios. Entonces surgieron personas o compañías que les adelantaban el dinero a los ingleses a cambio de ser los cobradores del embarque que recibían los clientes en Estados Unidos, quedándose con una comisión o parte de los productos.
El comercio fluía gracias a que se conseguían adelantos monetarios de terceros antes de que los barcos partieran de los puertos. Esto les permitía salir puntuales, reclutar marinos, comprar las provisiones del viaje y llevar dinero para negociar en los puertos de escala. Tres siglos después, tras la Segunda Guerra Mundial, el Factoring se formalizó como financiamiento gracias a la tercerización de las cuentas por cobrar.
Actualmente, el proceso para acceder a esta financiación es muy sencillo: las empresas solo deben endosar las facturas a favor del banco quien bajo esa garantía, a la par de un análisis personalizado, desembolsará el dinero que la empresa requiere para seguir operando y creciendo.
¿En ese acuerdo, los clientes cuentan con asesoramiento durante el proceso de endoso o de cesión de las facturas? “Cuando el cliente se acerca al banco o el banco al cliente, el equipo de negocios instruye al cliente sobre el procedimiento que requerirá su caso hasta lograr el desembolso y posteriormente la recuperación de los dineros otorgados”, explica Sayana Cerceño B. Oficial de Factoring de Canalbank.
El proceso es ágil, “una vez el cliente complete los requisitos de vinculación, se somete el caso a consideración de un comité que se celebra semanalmente. Los clientes nuevos, toman un tiempo de respuesta de desembolso de unos 10 días hasta aprobada la Cesión de Crédito (en casos de ‘Pagador Privado’); y con los clientes recurrentes, se toma un tiempo de respuesta de desembolso de 24 a 48 horas una vez aprobada la Cesión de Crédito (también cuando es un ‘Pagador Privado’). El tiempo de respuesta para clientes nuevos o recurrentes que tengan facturas por cobrar al Estado, dependerá de la respuesta que brinde el Estado a la Cesión de Crédito, si fuera esta la condición para su desembolso”.
En cuanto a las cuantías de las transacciones de Factoring, “en Canalbank se manejan negociaciones desde un monto de $10,000 en operaciones puntuales, o se ofrecen ‘Líneas de Factoring’ por montos mayores para cubrir cronogramas de flujo de proyectos determinados. El límite de la suma será de acuerdo a la necesidad del cliente y la capacidad del proyecto, de acuerdo al análisis de la operación propuesta”, complementa Cerceño, “es una herramienta financiera para todo tipo y tamaño de empresas, sin embargo las PYMES son quienes más utilizan el Factoring”.
Las PYMES por su estructura, son usuarias del Factoring ya que lo más común es que sus clientes les paguen entre un periodo de 30, 60, ó 90 días que afectan su capacidad de endeudamiento. Por su parte el Factoring les cubre ciertos riesgos, les inyecta liquidez, y les quita el peso de contratar personal de cobranza, tema donde las PYMES tienen que ser muy eficaces.
Como datos, según las Asociación española de Factoring “está actividad alcanzó en 2019 en España los 185,559 millones de euros, con un crecimiento del 11,82 %, consolidando cinco años de crecimiento”. En abril de 2020, en Chile, “más de 100 firmas de este tipo daban financiamiento a más de 20 mil empresas a través de la compra de sus facturas”, según el diario La Tercera, el de mayor circulación en ese país. Un estudio reciente de Payments Journal dice que “el 46% de las pequeñas empresas dicen recibir constantemente los pagos atrasados de parte de los clientes, y más de la mitad de los propietarios de pequeñas empresas dicen que los pagos atrasados están afectando negativamente el flujo de caja”. “Se espera que el mercado global de servicios de factoring experimente una tasa de crecimiento anual compuesta del 7,5% de 2020 a 2027”, según grandviewresearch.com, empresa cuya base de datos es utilizada por instituciones académicas de renombre mundial y empresas de Fortune 500.
Los datos del entorno global y los beneficios de este modelo de financiación evidencian que el Factoring es el combustible que provee flujo para capital de trabajo y la oportunidad de planear un crecimiento más sostenible. Es un método eficaz para pagar a suplidores, tener buenas relaciones con ellos, cumplir, tecnificarse, adquirir nuevos equipos, ser una empresa con tecnología de vanguardia, expandirse, y poder crear nuevos negocios, porque provee la tranquilidad de la certeza de la liquidez, tan preciada en estos momentos.